Un alma cualquiera

        Oigo el agua de la piscina moverse, como si de un manantial se tratara. Pero yo sé que es la máquina eléctrica quien la mueve. Luego oigo el amor herido de mi corazón bombearme la sangre. Y no puedo por menos de preguntarme, ¿por qué, por qué sigue vivo este cuerpo mío sin alma? Y en ese silencio que sigue a la pregunta que nadie contesta, siento que un alma cualquier, una de esas que se encuentran en los estercoleros, un alma usada que nadie quiere, viene y se introduce en mí. Entonces comprendo que soy uno más y me tranquilizo.