Vuelo mortal


Subo con mi perrita Luna a la sierra de Santa Cruz. Llegamos al Venero Chico y ella bebe. Llegamos al Venero Grande y ella bebe. Llegamos al camino del Puerto, y ella enfila hacia arriba como si fuera lo más natural del mundo, subir, subir hasta las estrellas y más allá. Llegamos al Cancho de la Misa, y ella se tumba al sol de media mañana, la lengua fuera, como diciendo, ya está bien. Subimos hasta la Casa del Cabrero. Luego hasta la Silla del Moro, allí donde el jeque árabe decía; "venga tos pabajo"... y despeñaba a los cristianos. 

Allí tomo a mi perra en brazos y la lanzo al vacío, trescientos metros de acantilado, el horizonte a lo lejos, abajo la mortal piedra impasible y el dolor. Ella vuela hacia la muerte. Es mejor acabar así, sin la larga agonía de dolor de un cáncer de útero.